Vṛnda Kuṇḍa


En Vṛndāvana, Tulasī Devī también tiene su lugar. Así como Śrīmati Rādhārāṇī tiene Su Rādhā Kuṇḍa y Kṛṣṇa Su Śyāmā Kuṇḍa, la pastorcita Vṛnda tiene su Vṛnda Kuṇḍa. Un reconocido estudioso y vaiṣṇava santo, Mādhava dāsa (conocido como Vṛnda Kuṇḍa Bābājī) permaneció varios años en Vṛndāvana tratando de restaurar y desarrollar esta eterna casa de Vṛnda Devī en Vṛnda Kuṇḍa. Sin embargo, él se había vuelto anciano y enfermo. Antes de abandonar su cuerpo, buscó a algún devoto a Tulasī Devī para que continuase el trabajo comenzado en Vṛnda Kuṇḍa. Fue entonces cuando Govinda Dāsī lo conoció e inmediatamente sintió una conección con él. De alguna forma, por el arreglo divino del Señor, Mādhava dāsa terminó sus días en el templo de Kṛṣṇa Balarāma Mandir, en ISKCON. Govinda Dāsī lo conoció en Noviembre de 1989 y para Marzo de 1990 ella y otros devotos le estaban pagando los gastos médicos y consiguieron enfermeras.
Vṛnda Devī 

Fue en esa época que Govinda Dāsī se sintió inspirada para pintar un retrato de Vṛnda Devī. Mādhava Bābā que sabía todas las referencias a Vṛnda Devī que aparecen en las Escrituras, supervisó cuidadosamente todos los mínimos detalles de esa pintura. Las Escrituras describen que Vṛnda Devī tiene una bella tez del color del oro fundido, con una refulgencia dorada y una encantadora perla en su nariz. Una gentil sonrisa decora sus labios. Ella usa ornamentos azules y está decorada con perlas y flores. Su mano derecha está levantada, bendiciendo a los devotos y en su mano izquierda ella sostiene un papagayo amarillo llamado Daka, quien tiene miles de discípulos papagayos de variados colores. Govinda Dāsī hizo esa pintura y Mādhava dāsa la aprobó. Durante esos días que estuvo en el templo de Vṛndāvana, Govinda Dāsī y otros devotos pudieron oir narraciones acerca de las glorias de Vṛnda Devī, tal como aparecen en los Purāṇas. Él también les tradujo el vṛndaṣṭakam, compuesto por Śrīla Viśvanātha Cakravartī Ṭhākura, y les contó como Śrī Caitanya Mahāprabhu, durante los festivales de saṅkīrtana, mantenía a Su frente una Tulasī transportada sobre la cabeza de algún devoto.

En una ocasión, durante esos días, Govinda Dāsī decidió visitar el Vṛnda Kuṇḍa. Existe un pequeño templo en esa área, con un amable riachuelo y arbustos de Tulasī. Para Govinda, la atmósfera tenía una esencia espiritual única. Al llegar allí, ella se sentó silenciosamente, cantó y meditó en Tulasī. Entonces, en su mente, ella tuvo un rápido vislumbre de un palacio, con escaleras rodantes y una decoración deslumbrante. Ella se admiró con eso, y al regresar y comentar eso con el santo vaiṣṇava, supo que ese palacio se describía en varias Escrituras; el palacio de Tulasī Devī. Govinda y los demás devotos sintieron que cuidar de este anciano brāhmaṇa, que había pasado toda su vida como un sādhu, era un arreglo especial de Śrīla Prabhupāda para ocuparlos en servicio de Śrīmati Tulasī Devī y de Vṛnda Kuṇḍa.

Unos días después, el 27 de Marzo de 1990, después de maṅgala-ārati, en cuanto Govinda Dāsī y Vidyā Dāsī estaban haciendo guirnaldas en el templo, la enfermera de Mādhava dāsa entró corriendo y les dijo que debían ir con ella rápidamente. En el camino para su cuarto. Govinda agarró la pintura de Vṛnda Devī. Ella cuenta:

“Así que entré en el cuarto, fui sacudida por la presencia fija de la muerte inminente. La muerte es poderosa, una fuerza constringente, difícil de describir, aunque real. Yo sostuve la pintura para que el Bābā la observase y dije: 'Vṛnda Devī vino'. El concentró su mirada en la linda forma de Vṛnda Devī y trató de decir una oración en sánskrito para ella. Sus últimas palabras audibles fueron 'Kṛṣṇa, Kṛṣṇa'. Nos sentamos en su cama y cantamos Hare Kṛṣṇa en nuestras cuentas. Dīnabandhu dāsa llegó y comenzó a tocar el harmonio y a cantar. Era un kīrtana suave y gentil, melodías suaves y penetrantes.

Bābā Mādhava Dāsa poco antes de su muerte 
para continuar su servicio a Vṛnda Devī 
Entonces, todo el cuarto se llenó de un color dorado. Los ojos de Bābā estaban fijos en Vṛnda Devī, y cuando no pudo ver más, sus ojos quedaron brillantes de éxtasis, focalizados en otro mundo. Esto era como si estuviese claramente viendo a Kṛṣṇa y su amada Vṛnda Devī. Él tenía una linda sonrisa en sus labios. Su respiración venía en pequeños suspiros y a cada vez que respiraba, su éxtasis aumentaba. Su rostro brillaba excepcionalmente. Éste era un momento de gran admiración y éxtasis. Estábamos viendo partir un alma divina partir para el reino de Goloka, y nosotros llorábamos de alegría”.

Govinda Dāsī comentó como, lo que para muchos sería un momento de temor y ansiedad, para este santo vaiṣṇava, asistente de Vṛnda Devī en Vṛnda Kuṇḍa, era el momento esperado para entrar en la morada de Vṛnda Devī y eternamente servir allí a la divina vaquerita.

Mādhava dāsa Bābā dejó el hogar de Vṛnda Devī, Vṛnda Kuṇḍa, en las manos de los devotos de ISKCON. Ellos le prometieron que cercarían el lugar y juntarían fondos para acabar el trabajo de restauración. Hoy en día, eso está llevándose a cabo y Govinda Dāsī la está supervisando.

Ahora, escribiremos la canción que Mādhava dāsa Bābāji les enseñó a las devotas y devotos que lo atendieron, antes de que abandonase el mundo material. También incluiremos otros mantras, tales como el Tulasī stava. Se dice que quien lo cante en la noche del dwādaśi y permanezca despierto, verá que sus deseos egoístas, independientes del Señor Kṛṣṇa, se desvanecen gradualmente. Y él nunca perderá la asociación de los santos devotos del Señor Śrī Kṛṣṇa.